Con gran entusiasmo les compartimos a continuación diez trabajos realizados en la cátedra de Francés Nivel I para Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Rio Cuarto; trabajos que son el resultado de tareas en grupo que tuvieron como punto de partida el análisis y la profundización desde la lecto-comprensión de textos en francés, de doce biografías de mujeres extraordinarias que cambiaron el mundo, destacándose entre ellas figuras como por ejemplo, Simone de Beauvoir.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE RÍO CUARTO. FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS. DEPTOS. DE CS. DE LA EDUCACIÓN Y DEPTO. DE LENGUAS ASIGNATURA: FRANCÉS NIVEL I / IDIOMA MODERNO FRANCÉS / DOCENTES PROFS. SUSANA ROCHA Y ANGEL BRUNO.
AUTORES: Cuello, Luis y Díaz, Rocío.
Simone,la Femme Extraordinaire
Durante este cuatrimestre hemos trabajado con biografías sobre doce mujeres extraordinarias que dieron un giro histórico a Io largo del tiempo y que marcaron el camino a futuras generaciones, mujeres que representaron y definieron Io que realmente es la feminidad. Gracias a ellas, como a tantas otras, hoy en día las mujeres dejaron de ser consideradas «el segundo sexo» y pasaron a ocupar un lugar con más equidad en la sociedad, ganando terreno en la conquista de su derecho a la igualdad. Un claro ejemplo y representante de esta gran lucha por la igualdad fue la feminista francesa Simone de Beauvoir, quien con su peculiar pensamiento definió una época y encabezó una revolución acompañada del feminismo. Para realmente entender Io que fue esta poderosa mujer, es necesario conocer más sobre su vida, sus ideas y escritos. La filósofa, escritora y activa defensora del feminismo, Simone de Beauvoir, nació en París en 1908 el día 9 de enero. Ella se destacó no sólo por su pensamiento revolucionario sino también por sus elocuentes escritos, tales como «El segundo sexo» (naciendo de aquí su frase más célebre «No se nace mujer, se Ilega a serlo»),»La fuerza de las cosas», «Los mandarines», «Memorias de una joven formal», «La vejez», entre otros. Se la puede recordar fácilmente por la manera en que Ie hacía saber al mundo su pensamiento, con un carácter muy directo, pero dirigiéndose a los demás siempre con respeto. Ella no permitía que sus ideales fueran ignorados y hacía ver que sus pensamientos no eran una simple casualidad, sino que ellos habían sido construidos en base a sus experiencias y por ello estaban bien fundamentados. A pesar de haber nacido en una familia burguesa fiel creyente de la religión cristiana, Simone desde temprana edad aprendió a definir sus propias ideas sobre la religión, el matrimonio, y el lugar de la mujer en un mundo dominado por el hombre, pensamientos que la llevaron a definirse a sí misma como una mujer atea, liberal, y feminista ante todo. Fue a la edad de 14 años cuando perdió su fe en Dios, luego de la muerte de su mejor amiga Zaza, hecho que la marcó y alejó para siempre de la religión, situación que relata en su escrito «Memorias de una joven formal”. A partir de allí comenzó a definirse como atea, aunque siempre reconoció que jamás encontró razones para creer en Dios, pero tampoco para no creer en él, destacando así su elocuencia. Con respecto al matrimonio y al amor, Simone creía en la existencia de dos clases de amor: los amores necesarios y los amores contingentes. Jean-Paul Sartre fue el amor necesario de Simone. Su relación acabó sólo con la muerte de él. Sin embargo, jamás se casaron ni vivieron juntos, tampoco tuvieron hijos. Ellos decidieron no atarse y mantuvieron una relación abierta en donde los amores contingentes se hacían presentes. Fue Sartre quien expresó que entre él y Simone había un amor necesario, pero era conveniente que también conocieran amores contingentes. La monogamia y las imposiciones sociales no formaban parte de sus prácticas. Simone es mundialmente reconocida por ser la autora del libro «El segundo sexo», en el que desarrolla sus ideas sobre la mujer. Para Simone la mujer es una construcción cultural. La mujer siempre ha sido definida con relación al hombre, ella es madre, esposa, hija o hermana. Por ello la mujer tiene la tarea de reconquistar su propio ser y su propia identidad. Para alcanzar su propia libertad, la mujer debe comenzar por decidir sobre su propio cuerpo. Es así que Simone argumentaba que el aborto es natural y una característica de la condición humana, por naturaleza el aborto está ligado a la existencia del ser humano. La gran pensadora, escritora y filósofa murió un 14 de abril de 1986 en París a la edad de 78 años. A pesar de que desde ese momento su ser terrenal dejo de existir, su memoria, carrera, vida y obra será por siempre recordada y su nombre estará siempre grabado en la historia del feminismo. Por ello fue que, en honor a su nacimiento, en 2008 se creó el Premio Simone de Beauvoir por la Libertad de las Mujeres para reconocer a las personas comprometidas con la libertad de las mujeres en el mundo. La última mujer galardonada con este premio es la activista salvadoreña Sara García Gross, cuyo accionar en defensa de los derechos de las mujeres puede ser comparado al accionar que una vez Simone de Beauvoir llevó adelante. Sara luchó no sólo en su país sino también en toda Centroamérica por el reconocimiento del derecho al aborto. Concretamente, su lucha buscaba la eliminación de la legislación que pena el aborto en El Salvador, siendo considerada una de las leyes más severas en castigar la decisión de interrumpir un embarazo en Centroamérica. Como reflexión final, nos parece inevitable preguntarnos ¿Por qué luego de Simone, el feminismo tardó décadas en reavivarse? ¿Qué fue Io que pasó entre la muerte de Simone y el resurgimiento de la lucha feminista en los últimos años? ¿Por qué razón durante ese intermedio nuestra sociedad no fue capaz de evolucionar hacia una sociedad más igualitaria? Sin dudas, la lucha de Simone no fue en vano. Ella fue la forjadora de las bases de una lucha que se hacía cada vez más necesaria, cada vez más solicitada, cada vez más ineludible, y cada vez más esperada. Es innegable que en los tiempos que corren la lucha es femenina, es mujer, es hembra. Pero no por ello debe olvidarse que el enemigo no es el hombre, ¿por qué debería uno caer para que el otro pueda levantarse, si el que está de pie puede extender su mano para ayudar al caído? El enemigo es la ignorancia, la injusticia, la opresión, la imposición, la indiferencia. Hace falta no olvidar que el objetivo final es la igualdad entre el hombre y la mujer.
Sara Garcia Gross Simone de Beauvoir