La vida de Simone de Beauvoir, su formación inicial y reflexiones que han trascendido la historia.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE RÍO CUARTO. FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS. DEPTO. DE CS. POLÍTICAS, JURÍDICAS Y SOCIALES ASIGNATURA: FRANCÉS NIVEL I (2641). DOCENTES PROFS. SUSANA ROCHA Y, ANGEL BRUNO. AUTORES: Melanie Heredia e Iván Crisóstomo

En este breve trabajo presentaremos parte de la vida de Simone de Beauvoir, haciendo hincapié en su formación inicial; y en reflexiones destacadas y controversiales que han trascendido en la historia.

Simone nació en una familia burguesa bajo una educación católica, así y todo, se emancipó de su familia, se volvió atea y eligió ser escritora como vocación con tan solo 14 años; desde una edad muy temprana se opuso a todos los mandatos que le inculcaron en su niñez.

En el arribo a la Facultad de Letras de París consiguió las herramientas para afilar su pensamiento crítico, convertirse en profesora y lograr el desarrollo de sus ideas; las cuales tuvieron reconocimiento mundial y fueron pioneras de movimientos como el feminismo y de debates tabúes de la época: libertad sexual, cánones religiosos y familiares, interrupción del embarazo, maternidad, prostitución, sexualización y cosificación de la imagen de la mujer, ateísmo, comunismo y existencialismo, entre otras ideas.

En su obra el Segunda Sexo destaca una frase que nos ayudará a comprender el pensamiento que atraviesa a de Beauvoir a lo largo de su vida: “No se nace mujer, se llega a serlo”.

En la infancia, la sociedad y la familia comienzan a dividir a niñas y niños por el sexo que se le asigna al nacer, por las expectativas diferenciadas que se pone en cada uno, por los roles que se espera que cumplan. En esta línea Simone observa que en los mandatos que se les asigna a las niñas existe una situación asimétrica y de desigualdad frente a los niños, situación que se mantiene cuando estos crecen. Mientras la niña aprende de la imagen de su madre que trabaja en el interior, asistiendo a toda su familia; los niños exploran el afuera y crecen con una imagen de su padre como una persona soberana e independiente. Por lo tanto, nos muestra que, desde los inicios de las vivencias de la infancia, los familiares y el contexto social, performan a través de mandatos, reglas, permisos y prohibiciones lo que una niña o una mujer y un niño u hombre debe ser.

“La pasividad que caracterizará esencialmente a la ‘mujer femenina’ es un rasgo que se desarrolla en ella desde sus primeros años. Sin embargo, no es verdad que se trate de un imperativo biológico; en realidad se trata de un destino impuesto por su educación y la sociedad a través del sexo que le asignan al nacer.” – S. de Beauvoir.

Si hay algo que quiere destacar y dejar bien en claro Simone, es la relación de asimetría que hay entre varones y mujeres que empieza en la división del género, y que se reproducirá en las etapas posteriores por el lugar que se le asigna a la mujer. En unas oraciones, con una mirada psicoanalítica, describe cómo ve la niña a su padre: “Él le da de comer a la familia, es su responsable y su jefe. Habitualmente, trabaja en el exterior y a través de él la casa se comunica con el resto del mundo: es la encarnación de este mundo azaroso, inmenso, difícil y maravilloso; es la trascendencia, es Dios”.

La autoridad de un Padre no es la que se percibe de manera cotidiana como la de la Madre; si bien la Madre es la jefa del hogar, la autoridad del Padre es una autoridad Soberana, de mayor prestigio y jerarquía, una autoridad que no se desgasta. La niña en su condición, no puede aspirar a la autoridad que tiene el Padre, sino que “es llamada a convertirse algún día en mujer semejante a su madre todopoderosa”

La vida doméstica que ve reflejada en su madre es lo que le da su identidad y su forma de autopercibirse y autoafirmarse: “las actividades de la madre son accesibles para la niña”, en comparación del niño que “cuando más madura, más se amplía su universo, más se afirma la superioridad masculina. Con mucha frecuencia, la identificación con la madre no se presenta como una solución satisfactoria; cuando sus relaciones, sus estudios, sus juegos, sus lecturas la arrancan del círculo materno, comprende que los amos del mundo no son las mujeres, sino los hombres. Esta revelación es lo que modifica imperiosamente la conciencia que tiene de sí misma.”

“Es una experiencia curiosa para un individuo que se vive como sujeto, autonomía, trascendencia, como un absoluto, descubrir en sí como esencia dada la inferioridad. Es lo que le ocurre a la niña cuando, haciendo el aprendizaje del mundo, se percibe como una mujer. La esfera a la que pertenece está cerrada por todas partes, limitada, dominada por el universo masculino. Siempre habrá un techo por encima de su cabeza, unos muros que le cerrarán el camino”

Simone es una de las mujeres que ha impulsado, desde la multiplicidad de disciplinas como la filosofía, la psicología, la biología; a cambiar la concepción de la mujer en el mundo. 

Mientras Simone teoriza y hace una crítica a la construcción de la mujer por la sociedad, vemos por otro lado que muchas mujeres han roto el mandato impuesto de vida doméstica y de ‘mujer femenina’, convirtiéndose en autoras de sucesos que implicaron ocupar un lugar nuevo donde no se habría concebido nunca la participación de la mujer ya que en un principio eran limitados al accionar masculino: Katherine Switzer irrumpe por primera vez en la Maratón de Boston en 1967; Valentina Terechkova viaja al espacio en 1963; la ingeniera de software y matemática Margaret Hamilton y su equipo estuvieron a cargo de desarrollar el software de navegación que se llevó adelante en la misión Apolo 11 en el año 1969 (quinta misión tripulada del Programa Apolo y primera de la historia en llegar a la Luna).

Actualmente es indudable la importancia de los trabajos filosóficos de Simone de Beauvoir. El feminismo actual toma sus obras como puntapié para discutir cual es el lugar que ocupa la mujer; se desprenden de sus obras debates que nos damos actualmente, ya sea sobre la maternidad, la forma de vivir la sexualidad o sobre la prostitución, que podría ser identificada como trabajo sexual en nuestros días. También podemos advertir que en sus trabajos revela el papel que cumple la sociedad como constructor del ser; su posicionamiento existencialista analiza la condición humana y a la tradición filosófica que intenta explicar al mundo desde La Razón. Se podría afirmar que para Simone hay algo previo a la razón del individuo, la existencia. No existe algo así como la esencia intrínseca del ser y de las cosas, sino que está construida contextualmente en constante relación con el exterior. Una explicación que hace mella en las interpretaciones actuales del mundo.

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