Fuente: La Cita (Bs.As.) 2011
Convencida de los beneficios de la alegría sobre la salud, la licenciada en gerontología Graciela Spinelli coordina un espacio para desarrollar una visión positiva del transcurrir de la vida.
El “Taller de Humor” es una propuesta que busca introducir las denominadas “técnicas del buen humor” con el fin de generar una mirada positiva sobre el transcurrir de la vida y mejorar la calidad de vida de sus asistentes.
“Los adultos mayores utilizan la victimización como modo de comunicación con el mundo que los rodea. En el trabajo diario pude observar que la aplicación de `técnicas de buen humor’ abría otras perspectivas, los ayudaba a reconstruirse como personas y devolverles integridad y auto-respeto”, cuenta la licenciada en Gerontología Graciela Spinelli, que lleva adelante desde 2010 este taller que se realiza en la Universidad Maimónides.
Sobre esta base planteó la propuesta y comenzó a testear la respuesta a través de charlas informativas.
“Asistieron unas ochenta personas con distintas inquietudes, por ejemplo `yo no tengo buen humor, ¿puedo venir? –recuerda- Se abría una nueva puerta y la idea básica parecía atractiva: si nos quedamos en la queja y en el paradigma de vejez igual a enfermedad el mundo se hace chiquito y estrecho. Si enfrentamos lo cotidiano con la mirada puesta en pasarla bien, nos beneficiamos en todo”.
La especialista cuenta que “al principio la gente se acerca buscando un momento de bienestar; luego observan que el buen humor es una herramienta mucho más valiosa de lo que suponían, pues permite abordar todos los temas desde un enfoque distinto, aprendiendo a disfrutar de una relación de buen humor con los otros. Es decir: una apuesta al nosotros”.
“Los participantes se encuentran con un cúmulo de información que adquieren y procesan a través del humor y lo que es muy importante con otros pares que brindad la posibilidad de observar otra mirada, otra forma de ver y así mismo otorgan sentido de pertenencia y bienestar”.
Concretamente cada encuentro comienza con una bienvenida a la que sigue la exposición del tema del día que será luego acompañada con juegos o actividades que permitan la vivencia, y se concluye con una reflexión grupal.
Según cuenta la tallerista, desde su inicio el espacio “sufre modificaciones constantes que tienen que ver con la evolución de cada grupo; el grupo original va ya por su tercer año consecutivo, la maduración personal y grupal permite profundizar en las técnicas de buen humor e ir re significando los temas fundamentales de la personalidad de los participantes: sexualidad, enfermedad, muerte, relaciones familiares, relaciones sociales y grupales, relación con el propio cuerpo, el dinero”.
A partir de esta experiencia, y motivada por los cambios que fue viendo en los asistentes, la gerontóloga comenzó una investigación “Los beneficios del ‘Buen humor’ en el proceso de envejecimiento”.
Aunque todavía en proceso, la medición técnica de los cambios que se operan en el transcurso del taller muestran los siguientes resultados:
– Se experimenta una sensación de bienestar y disfrute que tiende a ser proyectada más allá del ámbito del taller, generando cambios positivos en las relaciones familiares.
– La enfermedad deja de ser el centro de sus vidas, aquellos que tienen algún problema de salud le otorgan su importancia real sin victimizarse. Esta actitud permite ampliar el espacio psicológico para el disfrute, el placer y las ganas.
– A través del contacto con pares se desarrolla un sentido de pertenencia que otorga nuevas miradas, menos prejuiciosas, menos temerosas. Se resignifican como personas, fortalecen su autoestima y encaran el envejecer desde una perspectiva esperanzada.
– En los dos años que lleva funcionando el taller solo un 2% rechazó las reglas de convivencia (ver aparte) y no se integró, esto muestra el interés de los concurrentes de modificar la situación actual y plantearse nuevas perspectivas.
Reglas
Reírse sí, pero no del otro
.. Para poder lograr que nadie se sienta incómodo, la coordinadora y los participantes del taller de la Maimónides crearon una serie de reglas que denominan encuadre y que están muy presentes en el día a día:
.. No nos reímos de otro sino con el otro.
.. No se pueden hacer comentarios personales.
.. Nos disponemos a disfrutar.
.. Todos cuidamos el bienestar grupal.
.. Nadie está obligado a hacer lo que no quiere hacer.
“Bajo estas reglas nos sentimos protegidos, valoramos el respeto, la amabilidad, el buen trato y todo es mucho más fácil”, asegura la especialista.