¿Cuál es la pelea detrás de la pelea? Muchas veces, las discusiones más enardecidas surgen por temas sin importancia. ¿Por qué ocurre esto?
“Las peleas o desencuentros que vivimos nos hacen visible la incomodidad de lo que sentimos. Pero lo más difícil es develar profunda y sinceramente qué sentimos, qué nos molesta en realidad. En general, las personas estamos más paradas en creer saber qué es lo que nos pasa, que en lo que pasa en realidad. Tenemos una idea, una sensación, una explicación racional, pero muchas veces esta dista muchísimo de lo que se activa en el sentir profundo”, explica Jorgelina Bruset, consultora, directora de Criando Encuentros, entidad que ayuda a familias a fomentar vínculos sanos.
Para entenderlo, podemos aplicar un ejemplo de la vida diaria. Estuvimos todo el día corriendo: cumpleaños, compras, trabajo, tarea. Llegamos a casa agotadas al fin del día y llega nuestro marido de trabajar, también cansado de haber lidiado todo el día con sus asuntos y preocupaciones. Abre la puerta de casa, se sienta en el sillón, prende la TV, se relaja y pide: “Gorda, ¿me traés…?”. La catarata de pedidos y reclamos que empezamos a gritar es interminable, nos enojamos, nos peleamos, nos angustiamos, nos alejamos, nos enmudecemos. Él nos mira y piensa. “Si solo pedí un vaso de agua… No estuve en todo el día. ¿Qué le pasa?”. Y explota la pelea.
“En este caso, tan común en todas las parejas, lo ideal sería poder poner en palabras lo que nos pasa. Contarle lo agotadas, lo solas, lo ahogadas que nos sentimos en el día; que el trajín con los chicos es eterno y que cuando él llega necesitamos que solo nos diga: ‘¿En qué te puedo ayudar? ¿Como estuvo tu día? ¿Qué necesitas de mí?’. Explicarle que esas palabras mágicas nos cambiarían el día, el humor, bajarían automáticamente la demanda y la necesidad de descarga”, explica Bruset.
Para poder contarle al otro aquello que necesitamos y nos pasa, es necesario tener registro de lo que sentimos. Y esto solo se logra mirando para adentro, conectándonos con nuestro ser interior.
Cuando en la vida cotidiana, y sobre todo en el marco de la convivencia, peleamos sin tregua por cosas que a la vista parecen insignificantes, en realidad estamos peleando por mucho más, aseguran los expertos. “Detrás de estas riñas hay siempre una demanda de amor”, explica la psicóloga de pareja Alicia de La Fuente.