Una mañana, un hombre de cierta edad, vino a la clínica donde trabajo para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras lo curaba le pregunte, que era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
Mientra acababa de vendar su herida, le pregunte si ella se alarmaría en caso de que llegara tarde esa mañana.
-No,- me dijo- ella ya no sabe quién soy . Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunte extrañado:
-Y si ya no sabe quién es usted, ¿ por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?.
Me sonrió y dándome una palmadita en mi mano me dijo:
– Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Tuve que contener las lágrimas mientras salía y pensé: «Esa es la clase de amor que quiero para mi vida».
El verdadero amor no se reduce a lo físico o a lo romántico. El verdadero es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es…..
Gracias Bety, muy emocionante!!
Simplemente MARAVILLOSO !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!