Como les prometiera en un viaje anterior, que en una próxima visita, haríamos una recorrida, de cada lugar en particular.
A pedido de un seguidor de este blog, Hoy visitaremos PARÍS
En Paris era una fiesta, Ernest Hemingway dijo:
“Nunca escribas sobre un lugar hasta que estés lejos de él, porque ese alejamiento te da una mayor perspectiva”
París, una de las ciudades más bellas y extraordinarias de Europa, ha sido descrita en innumerables ocasiones a lo largo del tiempo: estimulante, impactante, inabarcable, con una belleza que impacta todos los sentidos, llena de luz y magia en ocasiones, melancólica y gris en otras…
Al visitar la ciudad por primera vez, muchas son las expectativas que genera la capital de Francia a sus visitantes: enamorarse a orillas del Sena, intelectuales, artistas y bohemios en cafés, parisinos antipáticos y altivos, música de acordeones resonando en el empedrado de sus calles… y cuando te marchas de ella, puede que esas expectativas no se hayan visto reflejadas en la ciudad o que, por el contrario, se hayan magnificado.
París es una ciudad con un clima variado, donde cada estación se disfruta de una forma particular. Cuando el termómetro sube en verano, los parisinos acuden al nuevo Paris Plage, a orillas del Sena, donde durante los meses de julio y agosto se disfruta de las piscinas, la arena y las tumbonas.
La mejor época para visitar la ciudad es, sin duda, la famosa primavera de París, entre abril y junio, cuando los días son soleados y no hace un calor excesivo. El otoño y el invierno también son apropiados, sobre todo porque hay menos turistas. Aunque, en realidad, cualquier momento del año es idóneo para visitar una de las mejores ciudades del mundo.
Comencemos a recorrerla… Tomate el tiempo que desees, para recorrer cada lugar; hazlo Cuando quieras, Cuando puedas y Cuantas veces quieras…
Y…Volvemos?