Un día mi padre escribió:
Dicen, los que se dicen sabios, que nunca hay que mirar hacia atrás, siempre hacia delante. Pero creo, y estoy convencido de ello, que es bueno, de vez en cuando, mirar hacia atrás (o hacia abajo), hacia nuestras raíces, porque es de las raíces que se nutre el árbol.
Hace poco, conversando con mi hermana, coincidimos en nuestro pesar, por no haber sido más curiosos de jóvenes, de no haberles preguntado más a nuestros padres y abuelos, sobre nuestros ancestros, sus vidas, sus experiencias.
Y es comprensible: el afán o la preocupación por vivir, por progresar, por forjarnos un porvenir, nos tapa toda otra preocupación, por todo interés. Así nos pasa a nosotros, y vemos que así les sucede a nuestros hijos y nietos.
Es por eso, que me atrevo a escribir estas cosas, para que el recuerdo de nuestros antepasados, no se borre, para que nuestros jóvenes descubran y se interesen por conocer más de sus antecesores y puedan también, hacérselos descubrir sus futuros (o presentes) hijos.
Esto se llama tradición, y una familia sin tradición, no es familia.
Así fue que, a raíz de esto, me puse a la tarea de “INVESTIGADOR” y me dediqué a recopilar y transcribir algunos documentos que llegaron a mis manos, y con la ayuda de mis hermanos, y con “la última palabra de la tecnología moderna” (llámese Internet), pudimos hacer algunos descubrimientos, de los cuales, no teníamos noticias.
Además, por “casualidad” hemos podido reconstruir un poco, el misterio de los famosos primos que vinieron a la Argentina, con nuestros bisabuelos. Armar el Árbol Genealógico, conocer los lugares de sus procedencias; investigar el origen y significado de nuestro apellido, y muchas cosas más.
Y entre tantas informaciones, documentos, fotos, etc., encontré en la Web, una carta (poema) en francés, escrita por Jean Fourcade (pariente?.. en alguna rama del gran árbol?..) que traduje y hoy quiero compartir con todos Uds.
“ Carta al abuelo desconocido”
Por Jean Fourcade
Es a ti, abuelo desconocido, en quien yo pienso.
Tú que has vivido hace once o doce generaciones
y del cual yo no sé nada.
Ni el físico, ni el carácter, ni las ideas.
Ni la vida con sus éxitos y sus fracasos.
Ni la tumba.
Ni tampoco el nombre.
Sin embargo, tú también has crecido, trabajado, sufrido, amado.
Pues yo estoy acá.
Con tu sangre en mis venas.
Sin duda con el color de tus ojos, el timbre de tu voz,
Con tus cóleras o tus abandonos.
Otros años pasarán.
Como el tuyo, mi nombre se borrara lentamente de la piedra
y las memorias.
Que importa después de todo, si yo he cumplido mi tarea.
Lo que cuenta, no es ni la tumba, ni el nombre,
sino la obra que uno ha hecho.
Y esos hijos de nuestros hijos, del cual yo seré el antepasado contigo.
Abuelo desconocido, tú eres más que un recuerdo,
UNA PRESENCIA.
Yo te creía muerto, perdido el polvo común,
y tu vives,
en esos que tú has engendrado.
Y sobre todo, para mi que tengo la fe, en lo de más allá,
que prepara la resurrección.
A qué quejarse vanamente sobre el pasado desaparecido?
Porque tú sigues construyendo el futuro conmigo.
JEAN
No te sientes un poco identificado/a con esta carta?…
Por Néstor Osvaldo Fourcade
(12/11/33 – 18/11/09)
De tu hija María Cecilia
Tema Musical:
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Emocionada hasta las lágrimas con la interpretación al piano del papá de Ceci, Nestor, a quien tuve el gusto de conocer !!! Muy linda publicación. Hermoso el blog. Adelante !!! Prometo mi colaboración. Estoy en eso . . .